El cambio tecnológico precipitado por la aplicación de la inteligencia artificial (IA) a miles de tareas hoy a cargo de personal de cuello blanco va a trastocar seriamente el mercado laboral. Según Christopher Pissarides —profesor del London School of Economics especializado en el impacto de la automatización en el mundo del trabajo y premio nobel de Economía de 2010—, será posible acortar la semana laboral y todos seremos más felices con el tiempo libre adicional.
Los analistas del mercado de trabajo, sin embargo, tienen una visión más sombría del futuro: no existen las condiciones políticas que permitan que las ganancias de productividad de la IA se repartan igualitariamente entre patronos y trabajadores. La distribución puede cambiar si se da una lucha política que logre reducir radicalmente la jornada de trabajo, como la que se dio a fines del siglo XIX que logró la jornada de 40 horas a la semana, algo que en Colombia no se ha logrado pues la jornada está en 48 horas. Esto puede cambiar porque el Gobierno de Gustavo Petro quiere reducirla a 42 en su propuesta de reforma laboral.
En el pasado, el cambio tecnológico construyó más plazas de trabajo que las que destruyó y eso permitió que se mantuvieran condiciones de pleno empleo en las economías desarrolladas. En Estados Unidos la tasa de desempleo está en 3,4 % de la fuerza de trabajo, que se considera pleno empleo porque siempre hay un grupo de trabajadores cambiando de labor, a lo que se le llama desempleo friccional. Sin embargo, la aceleración del cambio tecnológico, gracias a la IA, puede aumentar el desempleo en una quinta parte.