Las elecciones regionales de 2023 en Colombia se acercan y con ellas surgen preocupaciones sobre la calidad de los precandidatos que buscan un aval para gobernaciones y alcaldías. En un estudio realizado por la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), se ha identificado que de los 294 precandidatos registrados, 88 de ellos han sido cuestionados en diferentes aspectos.
Es alarmante descubrir que más de un cuarto de los precandidatos en cuestión, es decir, 53 de ellos, buscan su aval a través de partidos políticos. Esto plantea interrogantes sobre la integridad y los valores que respaldan a estas agrupaciones, ya que los partidos que lideran en cuanto a precandidatos cuestionados son el Partido Liberal, el Partido Conservador, Cambio Radical y el Partido de La U. Estas formaciones políticas parecen repetir patrones de respaldar a candidatos cuestionados en cada elección, lo que plantea dudas sobre su compromiso con la transparencia y la democracia.
Los departamentos más afectados por estas precandidaturas cuestionadas son Magdalena, Antioquia, Caquetá y Bolívar. Estas regiones tienen un alto porcentaje de precandidatos que se enfrentan o investigan, lo que plantea serias dudas sobre la idoneidad de quienes buscan ocupar puestos de liderazgo en sus comunidades.
Los tipos de cuestionamientos son igualmente preocupantes. Se han identificado casos en los que los precandidatos son herederos y líderes de clanes políticos, están bajo investigación disciplinaria o judicial, tienen presuntos vínculos con corrupción o grupos armados ilegales, o son herederos de parapolítica. Estos hallazgos dejan en claro que algunos precandidatos no representan el cambio y la renovación que tanto necesita la política colombiana, sino que están arraigados en prácticas opacas y antiguas formas de hacer política.
Es evidente que Colombia enfrenta una situación en la que los clanes políticos tienen un control significativo en la toma de decisiones en varias regiones. Esto se traduce en un autoritarismo subregional que amenaza la democracia y la participación ciudadana. La posibilidad de que estos clanes políticos continúen en el poder tras las elecciones regionales es una señal de alarma para la salud de nuestra democracia.
En conclusión, las elecciones regionales de 2023 en Colombia se ven empañadas por la presencia de numerosos precandidatos cuestionados. Estos candidatos, respaldados en su mayoría por partidos políticos tradicionales y clanes políticos, plantean serias preocupaciones sobre la integridad y la idoneidad de quienes aspiran a ocupar cargos de liderazgo en nuestras regiones. Es imperativo que los ciudadanos estén atentos a estas cuestiones y exijan transparencia, rendición de cuentas y la participación de nuevos actores políticos comprometidos con la construcción de un futuro mejor para Colombia.