Pasadas las elecciones presidenciales y de cara a unas próximas elecciones regionales, los ciudadanos se preparan para elegir. La pregunta acerca de cómo votamos los ciudadanos cobra gran relevancia para Ángela Kohler, una psicóloga experta en gerencia y educación que compartió algunos de sus hallazgos sobre la relación entre política y neurociencia.
Correo News: ¿Es posible mirar la política desde otros ámbitos como la neurociencia?
Angela Kohler: Además de ser posible es necesario porque la política tiene que ver con todos nosotros. Yo estuve 20 años vinculada al sector estatal, al sector público en Colombia y de alguna manera he estado un tanto distante de la política.
Yo con mucho orgullo siempre decía que mis cargos siempre han sido por méritos, por concurso y por examen, entonces nunca he tenido la necesidad de acercarme a alguien que ostente un cargo de elección democrática.
Entonces era una mujer muy dedicada al servicio público que cumplía con toda la rigurosidad mi mandato, mi obligación, mi responsabilidad y mi derecho también de ir a depositar en la urna el voto cada vez que había una elección y yo pensaba que eso era suficiente.
Así transcurrieron los 20 años de mi vida en el sector público. Cuando renuncio, me traslado a Estados Unidos en donde había elecciones presidenciales, y me dediqué por primera vez a escuchar como ciudadana las propuestas de los candidatos.
Este ejercicio lo hice con mi oído de psicóloga, escuché lo que estaba pasando en los debates, en todas las transmisiones que se hacían a través de los diferentes medios masivos, a leer las propuestas, a leer los planes que ellos tenían, y me di cuenta de que estaba pasando algo.
Observé que algunos de ellos tenían un lenguaje que con sutileza estaban manipulando. Entonces me puse en la tarea de tener una mirada y una escucha mucho más activa, lo que hice como académica, fue escribir sobre esa experiencia que viví cuando me dediqué a escuchar con mucha atención y rigurosidad lo que estaba pasando en las diferentes campañas de elección democrática.
CN: ¿Qué tanta racionalidad hay en las decisiones que toman los ciudadanos? ¿Qué papel juegan las emociones?
AK: Es muy interesante que se aborde ese tema porque evidentemente lo que me dejó el resultado de ese análisis, es que lo que priman son las emociones, así que el tema racional queda a un segundo plano y empiezan a aparecer las emociones.
Aquí entonces, desde mi formación como psicóloga, es importante comentar qué son las emociones y así diferenciar entre emoción y sentimiento, porque a veces los manejamos de manera indistinta. Nosotros los psicólogos hablamos de cinco emociones básicas. Estas son miedo, afecto, tristeza, enojo y alegría. Desde ahí, nacen otras emociones que acompañan estas emociones básicas.
Cuando hablamos de emociones básicas, son las que están presentes en nuestra vida sí o sí. Entonces estas emociones que tenemos no son ni buenas ni malas. Pero cuando esas emociones se usan dentro de un ejercicio manipulativo, es ahí donde viene el elemento que se te puede poner como un poquito oscuro. La diferencia entre emoción y sentimiento es que la emoción ocurre en 40 segundos, es absolutamente rápida y el sentimiento es lo que permanece después de esa emoción.
Así que algunas personas conocen bastante bien este tema de las emociones y de los sentimientos y las aprovechan desafortunadamente en términos no muy positivos.
CN: ¿Qué consejos se le podría dar a un ciudadano que en las próximas elecciones quiere tomar una decisión procesando mejor esos sentimientos y esas emociones?AK: La pregunta que se deben hacer es si realmente saben qué ha pasado en su cerebro y saben por qué toman esas decisiones a la hora de votar. Yo, por ejemplo, no sabía cómo votar.
No hemos hecho un ejercicio racional de cómo estamos llevando a cabo el proceso quizá más importante de decisión que tenemos los ciudadanos en una democracia porque estamos eligiendo a las personas que van a tomar las decisiones por nosotros.
De esta forma, nace el libro “¿Sabes cómo votas?” en donde retomo la teoría de Abraham Maslow, el creador de la pirámide de las necesidades. Desde ahí empecé a identificar que muchos de nosotros votamos según la necesidad que no tengamos resuelta. Así, estamos hablando de necesidades fisiológicas, de seguridad, de afiliación social, de reconocimiento y de autorrealización. Yo logré identificar 26 perfiles de votantes distintos que se agrupan en esas cinco necesidades.
De acuerdo con esto, debido a las distintas condiciones de los ciudadanos, todos votan diferente. Por ejemplo, hay un perfil en donde se habla de un voto por hambre. Este voto se usa mucho en países latinos, en donde los candidatos reparten un refrigerio, pero por ejemplo en Estados Unidos, vas a ver candidatos que van a manipular desde temas como la seguridad. Entonces de país a país esto varía mucho de acuerdo con las necesidades que no están resueltas.
CN: Para finalizar ¿Se podría decir que el tema entre emociones, sentimientos y política es algo nuevo en Colombia?
AK: Siempre ha estado presente este tema porque las emociones son innatas al ser humano, no es que se fueron adquiriendo a lo largo de la vida, sino que nacemos con ellas, pero se van transformando. Siento que solo hasta ahora se le está prestando una debida atención a incorporar, por ejemplo, dentro del ejercicio de las elecciones democráticas y el análisis de lo que está pasando a los psicólogos.
Un dato interesante para finalizar es que el 82% de las personas están votando por necesidades de déficit, es decir, por necesidades fisiológicas, de seguridad o de afiliación social y solamente un 18% lo estamos haciendo por reconocimiento y autorrealización, y esto habla de cómo está construida la pirámide de la pobreza en los países.
Así que desafortunadamente algunas personas que se dedican al ejercicio de la política no les interesa que salgamos de ese círculo de pobreza porque entonces seríamos menos manipulables.